Los mexicanos hemos aprendido muchas cosas de la vida de los últimos tiempos, acontecimientos inéditos nos hacen ver situaciones que tal vez antes nos negábamos a aceptar.
Aprendimos a vivir con poco -el 50% de la población aprendió a casi no comer- a ver y aceptar que los gobernantes se hagan ricos en 6 años, a voltear la cara cuando vemos injusticias; a ver como naturales los abusos, especialmente los abusos de poder.
Aprendimos a aceptar los supersueldos de servidores públicos y representantes populares; a ver como realidad la falsedad y la mentira.
Aprendimos a trabajar y pagar impuestos para que otros los consideraran propios malversándolos, a dar las gracias al gobierno en turno por las obras que hacen con nuestros impuestos.
Aprendimos que un puesto público no requiere ninguna habilidad; aprendimos a conformarnos; a conformarnos con la mediocridad en los servicios de salud, de educación, infraestructura pública, etc.
A conformarnos con la incompetencia y ambiciones de nuestros gobernantes, diputados y senadores; a conformarnos a que nuestro dinero sea destinado a partidos políticos, a obras públicas con perverso sobreprecio, a satisfacer caprichos de mandatarios o a enriquecer bandidos, a conformarnos con la violencia y la constante inseguridad.
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