
¿Y ahora?
Opinión de
Pues ya sucedió, queridos lectores: Donald Trump impuso aranceles a casi todo país habitado y habitable, y de paso a uno que otro en que sólo hay pingüinos (las islas Heard y McDonald). Las excepciones son notables: Rusia, Corea del Norte y Cuba no aparecieron en las bastante tontas listas del neoproteccionista, porque ya están sujetos a numerosas sanciones económicas. Los pingüinos no tuvieron esa suerte, les toca un arancel general del 10%.
Las reacciones han sido variopintas: mientras la Unión Europea analiza represalias específicas, que no ha anunciado, deja entrever que no desea entrar en una guerra arancelaria. En Canadá suenan ya los tambores que llaman al combate, al menos al político, con una campaña de boicots turísticos y comerciales que parece bastante orgánica, mientras que su gobierno lanza una campaña publicitaria en diversas ciudades estadounidenses denunciando y criticando los aranceles.
Naciones asiáticas pequeñas imploran a Trump reconsiderar o anuncian la cancelación de sus propios aranceles a productos estadounidenses, lo cual no ha tenido aún el efecto deseado, mientras que otros, México entre ellos, mantienen la cabeza fría y buscan minimizar el impacto económico.
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