Es una absoluta insensatez que Rosario Piedra vuelva a ser presidenta de la CNDH. El suyo ha sido el peor desempeño histórico al frente de la Comisión. Fue una insensatez desde que fue elegida para esa posición en 2019. Era una designación que dividía, que no sumaba, que polarizaba en lugar de generar consensos. Pero más allá de eso, su proceso de selección, como está ocurriendo ahora, estuvo viciado de todas las formas posibles.
Fue una imposición del entonces presidente López Obrador cuando Piedra no estaba siquiera contemplada para esa posición, la única razón que se esgrimió fue que era la hija de Rosario Ibarra y se usó esa designación para descalificar a los especialistas y juristas que la habían antecedido en el cargo, para negar de un plumazo todo lo realizado en la CNDH durante tres décadas, porque López Obrador dijo que tenía que haber una activista (ni siquiera era reconocida como tal) al frente de la Comisión.
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