
Populismo: cómo empobrecer con aplausos
Tanto los regímenes de izquierda como de derecha pueden adoptar prácticas populistas. En ambos casos, el común denominador es el gasto desmedido en programas sociales financiados sin respaldo económico real. Estas ayudas, lejos de solucionar la pobreza, terminan pagándose con inflación o con deuda pública, que más tarde se traduce en mayores impuestos, menos inversión y menor generación de empleos. El resultado es una reducción del poder adquisitivo de quienes se pretendía beneficiar y un círculo vicioso de dependencia gubernamental.
Uno de los discursos favoritos del populismo es la búsqueda de igualdad, entendida como la redistribución forzada de riqueza. Lejos de fomentar el ascenso social, estas medidas desalientan la inversión productiva y empujan al estancamiento económico. En lugar de generar condiciones para el crecimiento individual, el populismo promueve un modelo de paternalismo estatal donde el ciudadano se convierte en cliente electoral.
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