Al Doctor Patán le conmueven las muestras de solidaridad de nuestro movimiento con el crimen organizado, ante las amenazas crecientes del imperialismo, que pretende pisarnos con su bota militar. Es normal.
Los narcos, según nos enseñó el Ex Quinto Presidente Más Popular del Mundo, son pueblo organizado, y se les abraza bien apretadito. Son de los nuestros, aunque de vez en cuando –decapitaciones, masacres, asesinato de morenistas– haya que invitarlos a no caer en excesos y portarse bien. Nos identificamos del todo con ellos, pues, y vamos del brazo en la construcción de la nación, como los misioneros que somos todos del humanismo mexicano.
Por eso, mi Macedonio, que es más pueblo que nadie, se sintió en la obligación de levantar la voz y advertirle a la oposición, particularmente a Lilly Téllez, que no se le ocurra pedir la intervención del yanqui contra nuestro narco soberano, porque van a llover denuncias por traición a la patria. Y lo dijo con el corazón en la mano, hirviendo de preocupación, sí, pero también de indignación nacionalista. “No se metan con mis narcos”, vino a decir.
Lo de la traición a la patria es nuestra nueva arma contra el neoliberalismo. Ya habíamos visto algún aviso. En su momento, el Fabrizio, con su muy necesario puntito castro-estalinista, circuló un change.org para que procesaran con ese motivo a Enrique Krauze, que entre otras cosas fue su editor. Parece que nadie le dijo que Change está más muerto que la Commodore 64. Bien, pues hace un par de días, uno de los moneros,
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