Opinión de Julio Patán
El Doctor Patán vio con preocupación a la élite moral del movimiento, casos de Noroña y el ex ministro Zaldívar, convocando con desesperación a los juristas de la patria porque, parece, nadie se apunta como candidato a juzgador. Vaya, que estamos ante un panorama que no parece propio de la 4T, conocida por su eficacia: 600 millones de boletas, 170 mil casillas y 52 mil funcionarios para cuatro pelados que se apunten a la elección. Se va a ver muy mal.
Por eso, y toda vez que decidí renunciar a la carrera presidencial, como ya anuncié, me di un manotazo en el muslo, me levanté del sillón y dije, convencido: “Al carajo. Me inscribo en Humanitas, saco la licenciatura y me apunto a la siguiente elección”. Aclaro: a la siguiente, porque el plazo para inscribirse a ésta termina el domingo, y ni Humanitas o Cúspide, sacan un abogado de viernes a domingo. Creo. De todas maneras, mi consultorio me exige mucho, y no tendría tiempo de irme a inscribir. Los pacientes son primero. “No importa. De aquí a febrero me aviento la licenciatura y hasta —por decir— una especialidad en Derecho constitucional, en la noble tradición del doctor Monreal, para contribuir a que no se repita lo de esta convocatoria”, me dije. “Y puedo, en el resto del año, perfilar una campaña ganadora”. Me vi: togado, pluma en mano, apoyando a la ministra del pueblo y a mi Yasmín en los debates de la Suprema Corte.
La columna completa, aquí: