Las blindadas, para el servicio secreto de Cuéllar…. Todo es
Opinión de Raymundo Sánchez
El monopolio de los Poderes de la Unión en México tiene ya en sus manos el saliente presidente Andrés López Obrador, tras la aprobación de la reforma judicial en el Congreso de la Unión, que le garantiza su hegemonía personal en el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Paradójicamente, pero de ninguna manera sorpresivo, fue Miguel Ángel Yunes Márquez, senador del PAN (partido némesis de AMLO), quien colocó el último ladrillo a esa estructura monopólica ilimitada, que el tabasqueño usará a discreción desde su finca La Chingada, en Palenque, a partir del 1 de octubre próximo.
Ese día, López Obrador deja la Presidencia, pero no el poder. Porque es una falacia creer que la nueva administración en el Ejecutivo Federal será la beneficiaria de la reforma que entrega en charola de plata al oriundo de Macuspana las cabezas de los ministros de la Suprema Corte y de la Justicia en México.
La nueva titular del Ejecutivo ni siquiera tendrá la facultad de proponer a tres integrantes del máximo tribunal del país durante su sexenio, como sí podrá hacerlo con ministros, jueces y magistrados el dueño de la maquinaria electoral y de la estructura de corporativismo vía programas sociales, que logró 35 millones de votos en la pasada elección presidencial. Y ese dueño no es Morena ni quien sea titular del Ejecutivo. Es López Obrador.
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