Piedra Ibarra no estaba en los ánimos de la presidenta Claudia Sheinbaum ni de Morena. Estaba en el interés de López Obrador, que se metió abiertamente en el proceso la semana pasada, cuando quedó eliminada de la terna finalista e instruyó desde Palenque -donde reside desde finales de octubre-, que la bancada de Morena la respaldara. No fue una tarea fácil para el coordinador del grupo, Adán Augusto López, ni para el cerebro detrás de él, Alejandro Esquer, el exseceretario particular de López Obrador, que es quien transmite las instrucciones desde Chiapas.
Piedra había quedado fuera de la contienda al seleccionar originalmente el Senado, con el apoyo de Morena y sus dos satélites, el PT y el Partido Verde, a Paulina Hernández Diz, secretaria ejecutiva del Instituto Jalisciense de las Mujeres, Nashieli Ramírez, titular de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, y Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia. Pero llegó la orden y los morenos, maromeros sin pudor ni ética al servicio de López Obrador, eliminaron sin explicación alguna a Tania Ramírez, pese a haber sido la segunda con mayor puntaje.
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