Opinión de Mario Maldonado null
La imagen del segundo Informe anual de actividades de Norma Piña al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) fue el reflejo fiel de lo que ha sido la gestión de la primera mujer presidenta del máximo órgano de justicia del país: alejada y confrontada con los otros Poderes de la Unión y con buena parte de sus compañeros del Pleno.
La mujer que rompió el “techo de cristal” en el Poder Judicial se irá el próximo año de su cargo sin gloria, pero sí con muchas penas y reclamos. El gran error de Piña fue no haber tenido mano izquierda –que no sumisión– para tratar –igualmente con la Constitución en la mano– asuntos relevantes para el país, así como haber tomado personales las críticas del expresidente López Obrador contra el Poder Judicial. Piña, en cambio, promovió la división y el enfrentamiento y llegó a pedir la cabeza de periodistas que criticaron sus posturas.
Este lunes, Norma Piña ofreció un desayuno de ministras y ministros en el que sus cercanos le celebraron un segundo año al frente de la Corte. Como era de esperarse, no fueron invitadas a ese convite las ministras cercanas a la 4T: Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres; y tampoco fue convocado Alberto Pérez Dayán, a quien Piña y otros de sus compañeros consideran un “traidor”.
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