Opinión de Darío Celis
CON EL REGRESO de Donald Trump a la Casa Blanca, se le va acabar la borrachera de poder a Morena y la Presidenta Claudia Sheinbaum tiene que empezar a dar pasos hacia una gobernanza más institucional.
Las principales piedras en los zapatos de la mandataria se llaman Ricardo Monreal, Adán Augusto López, Gerardo Fernández Noroña y, en mucho menor medida, Marcelo Ebrard.
Las corcholatas que le disputaron la candidatura a la Presidencia y que Andrés Manuel López Obrador les heredó en posiciones estratégicas, desde donde ahora se mueven con agendas particulares.
Esos intereses, que no son precisamente los de Sheinbaum, van a meter en aprietos al segundo piso de la 4T con el próximo presidente de Estados Unidos, que ya empezó a delinear su agenda bilateral.
Trump viene con todo, no para “revisar” el T-MEC, sino para renegociarlo e imponer nuevas reglas que van a chocar con las reformas que desde principios de año se empujaron en Palacio Nacional.
El magnate no va a aceptar violaciones al tratado comercial que impliquen afectaciones a los intereses estadounidenses y la primera damnificada será la Reforma al Poder Judicial que tanto se festejó.
Ricardo, Adán y Gerardo reciben instrucciones de un personaje que ya no puede ocultarse y que todo el tiempo se le ve atendiendo órdenes por el WhatsApp en su escaño del Senado: Alejandro Esquer.
La columna completa, aquí: