Por Martín Ruiz
No hay ninguna duda, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros está empeñada en heredar el poder y dejar sucesor, tal como en su momento lo hizo el mandatario priista Mariano González Zarur.
Pero no crea que su herencia política y de poder será para su hija consentida María Fernanda Espinosa de los Monteros Cuéllar, presidenta honorífica del Comité Consultivo de Bienestar, que al parecer ya le encontró gusto a la vida pública y al mando, sino para el hijo de ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, el actual alcalde capitalino, Alfonso Sánchez García.
Ponchito, el mandilón, es el delfín del lorenismo, es el gallito que disputará la candidatura de Morena al gobierno de Tlaxcala.
María Fernanda Espinosa de los Monteros no es la prioridad y si bien la estructura gubernamental se está moviendo para apuntalar sus aspiraciones a una diputación, la realidad es que ella no es la preponderancia.
Y aunque no tenga liderazgo, ni capacidad, ni trayectoria, ni inteligencia, el delfín que más bien parece un charalito, se deja manejar y manipular no sólo por la mandataria Cuéllar, sino por su esposa Marcela González Castillo, así como por el morelense Luis Antonio Ramírez Hernández que despacha como secretario de Gobernación en Tlaxcala.
Gracias a ese triunvirato, el charalito Sánchez logró asumir por la vía de la imposición la representación de la Asociación de Autoridades Municipales de Tlaxcala (AAMT) que no servirá para nada porque, al final, no traerá ningún beneficio para los ayuntamientos.
Si se constituyó fue porque la mandataria morenista se lo ordenó a los ediles tlaxcaltecas que no les quedó más que apoyarla y acatar la designación de Ponchito como presidente.
La columna completa, aquí:
El delfín que no pasa de charalito – Señorio Tlaxcalteca (e-consulta.com)