Por Martín Ruiz.
Bienvenida la estrategia de los abrazos y no los toletazos.
Después de dos años y medio, el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros decidió guardar las macanas, los escudos, el gas lacrimógeno y a los policías represores, para dar paso a la tolerancia, al caos, al desorden, a la ilegalidad y a pisotear el Estado de derecho.
Es increíble que en uno de los estados más seguros del país un grupo de habitantes haya estallado en cólera y furia ante la creciente ola delictiva que sufren ellos y cientos de tlaxcaltecas desde hace meses y semanas.
Ayer en la tarde, se registró un presunto plagio de una menor de 15 años de edad por un hombre de 50 años de edad que se transportaba en un automóvil. Algo pasó porque la mujer pidió ayuda y la histeria colectiva se apoderó de los vecinos de la comunidad de Tizatlán, perteneciente a la capital tlaxcalteca, quienes detuvieron al presunto agresor para después bloquear los dos sentidos de la carretera San Martín Texmelucan-Tlaxcala.
La columna completa, aquí:
Adiós al garrote y a la represión – Señorio Tlaxcalteca (e-consulta.com)