Por Martín Ruiz
La realidad es cruel, devastadora y a lo mejor hasta injusta.
El gobierno de Tlaxcala nomás no encuentra la fórmula o el modo para convencer a los ciudadanos y a las ciudadanas que la seguridad sí existe y que se pueden sentir sanos y salvos en una entidad donde un día hay ejecutados, en otro un linchado, en el siguiente la aparición de un cadáver con evidentes signos de violencia y en otro más un feminicidio.
Obviamente la llegada de elementos de la Guardia Nacional, la Marina y del Ejército disque para reforzar la seguridad es una vacilada porque no sirve de nada y menos para blindar los límites entre Puebla y Tlaxcala donde el pasado fin de semana se movilizaron más de 400 uniformados, porque al final nos enteramos que durante la mañana del sábado fue abandonado un cadáver que estaba embolsado en unos terrenos de labor del municipio de San Pablo del Monte, como ha venido sucediendo cotidianamente.
Se podrá negar la realidad y la existencia del crimen organizado, pero es claro que hay indicios de que éste ya opera y pone su sello en hechos aterradores, como en la ejecución de una familia registrada el pasado viernes en la comunidad de San José Xicohténcatl del municipio de Huamantla.
De acuerdo con la información disponible, el multihomicidio involucró a dos hombres, una mujer y un menor edad, mismos que fueron asesinados presuntamente por los miembros de una banda rival dedicada al robo de autopartes.
La violencia que se vive en la entidad es exponencial y cada día, semana y mes que pasa se comprueba que el secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala, el marino Alberto Perea Marrufo y su fallida estrategia para contener a los criminales no funcionan, es decir, son un total fracaso.
La columna completa, aquí:
A la basura el discurso del blindaje – Señorio Tlaxcalteca (e-consulta.com)