Por Lucero Cervantes
Las campañas electorales están a lo que dan.
Candidatos y partidos han desplegado sus estrategias para posicionarse.
Sin embargo, llama la atención que algunos de ellos se estén haciendo notar por supuestas situaciones de inseguridad, más que por sus propuestas.
Los casos de candidatos que han acusado mediáticamente ser víctimas de inseguridad son curiosos, porque no son punteros en las preferencias.
Por esta razón, es difícil pensar que su posicionamiento sea motivo de tal situación.
Tlaxcala cuenta con un Protocolo de Actuación para la Protección de Candidatos en el Proceso Electoral.
Y a pesar de que se hizo público, y se describió la manera en que éste se puede activar en beneficio de los aspirantes a cargos de elección popular, las presuntas víctimas de inseguridad prefieren el reflector mediático.
Esperemos que candidatos y partidos sean responsables al momento de recurrir a este instrumento institucional.
Solicitar medidas de protección para su seguridad personal debe ser un acto formal, no parte de una estrategia política o mediática para ganar posicionamiento.
Eso les quita seriedad.
Se dice que, en el amor y en la guerra, todo se vale.
Pero, aunque los ánimos y las pasiones se desborden, hay que tener cuidado porque siempre existen límites.
El fin no siempre justifica los medios, pero sí los miedos, principalmente, el de perder.