Por Lucero Cervantes
Rumbo a la elección del 02 de junio, las encuestas serias indican, por un lado, que la marca Morena sigue teniendo preferencia entre la ciudadanía en el Estado de Tlaxcala, y por otro, que el PRI es el partido por el que menos votarían las y los ciudadanos el próximo 2 de junio.
Este dato es importante para explicar el comportamiento de algunos actores políticos rumbo a los comicios del próximo domingo.
Por ejemplo, el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, fijó un posicionamiento para enrarecer el ambiente político en la entidad. En dicho documento trata de relacionar con las elecciones la decisión del Consejo Estatal de Seguridad Pública de solicitar a 19 alcaldes que retiren del cargo a sus directores de seguridad por carecer de evaluaciones de control de confianza.
En una clara contradicción a su discurso de legalidad, el presidente nacional del blanquiazul se quiso meter en el desarrollo de la elección local, haciéndole el caldo gordo a los alcaldes panistas que, ilegalmente, mantienen al frente de sus corporaciones a personajes que no cumplen con los requisitos de ley.
Uno de esos alcaldes, por supuesto, es Ángelo Gutiérrez, de Apetatitlán, quien trata de mantener a su director de policía alegando que los señalamientos de la autoridad estatal no son veraces. Sin embargo, hasta ahora, no ha logrado evidenciar que su funcionario cumple con las evaluaciones que exige la normatividad.
Con el respaldo de la dirigente estatal del PAN, Miriam Martínez, esposa del edil de Apetatitlán, Cortés acusó la intervención del Estado en las campañas, pero no dijo nada de las acciones que, en tal sentido, están realizando alcaldes panistas, como el de Apetatitlán, que apuesta todo por la continuidad a través de Iván Teomitzi, o Apizaco, donde las autoridades jurisdiccionales echaron abajo la pretensión del alcalde con licencia, Pablo Badillo, quien busca la reelección, de dejar como Presidenta Municipal Interina a la Séptima Regidora, cuando la posición le correspondía al Primer Regidor.
Por otro lado, para secundar a su líder nacional, la candidata a la alcaldía capitalina, Minerva Hernández Ramos, salió a acusar la coacción del magisterio y de los trabajadores de gobierno para favorecer a su principal rival, el morenista Alfonso Sánchez. Pero fiel a su estilo de tirar la piedra y esconder la mano, se abstuvo de presentar las denuncias correspondientes, lo que a todas luces es una maniobra mediática para enlodar la elección en la que no ha podido remontar.
Y como se dijo al inicio, el dato de las encuestas es relevante, porque el PAN ya se dio cuenta que le salió muy cara la alianza con el PRI, que tiene señalamientos de corrupción por doquier, razón por la que varios liderazgos han decidido abandonar el tricolor para sumarse a otros proyectos, lo que ha debilitado candidaturas como la de Minerva Hernández, Iván Teomitzi o Pablo Badillo.
Lamentable y preocupante lo que pasa en Tlaxcala.
Por lo visto, el PAN quiere ganar con escándalos lo que le falta en credibilidad y confianza, pues si tuvo el descuido de aliarse con corruptos, ¿con qué cara promete el cambio verdadero?