Por Mauricio Sánchez López
El estado de Tlaxcala, a menudo conocido por su rica herencia histórica y cultural, ha sido testigo en los últimos años de una transformación significativa en sus dinámicas políticas. Esta transición, que algunos han llamado “la nueva mafia del poder”, refleja un cambio en los actores que dominan el panorama político y económico, así como en las estrategias utilizadas para conservar el control y la influencia sobre las decisiones gubernamentales y recursos del estado.
Contexto Histórico y Político
Históricamente, Tlaxcala ha sido un bastión de poderes tradicionales, con partidos como el PRI (Partido Revolucionario Institucional) dominando la política local durante décadas. Sin embargo, la llegada de nuevos actores políticos, así como la expansión del partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) a nivel nacional y local, ha modificado considerablemente el equilibrio de poder.
En este nuevo escenario, emergen figuras y grupos de poder que han sabido adaptarse a las nuevas reglas del juego político, fusionando viejas prácticas clientelares con el aprovechamiento de la retórica y las políticas de cambio propuestas por el gobierno federal. Esta “nueva mafia del poder” en Tlaxcala no solo se ha nutrido de figuras tradicionales recicladas bajo nuevos estandartes, sino también de nuevos líderes que buscan hacerse un lugar en el panorama político.
Principales Características de la Nueva Mafia del Poder
- Alianzas Flexibles y Oportunistas: Una de las principales características de esta nueva configuración es la capacidad de los actores políticos de formar alianzas estratégicas con el partido que esté en el poder a nivel federal. En este sentido, muchas figuras que en el pasado formaban parte de las filas priistas o panistas, han encontrado en Morena una nueva plataforma para mantenerse vigentes. Estas alianzas, sin embargo, suelen ser frágiles y responden más a intereses individuales o de grupo que a ideologías claras.
- Redes Clientelares Renovadas: Aunque se presume un cambio en la forma de hacer política, las redes clientelares y el control de recursos públicos siguen siendo un elemento clave. Estas redes, compuestas por líderes locales, empresarios y funcionarios, permiten asegurar el control sobre ciertos territorios y sectores de la población. El uso de programas sociales con fines políticos sigue siendo una estrategia común para garantizar lealtades.
- Corrupción y Opacidad: A pesar del discurso de cambio y transparencia que suele acompañar a los nuevos liderazgos, los escándalos de corrupción continúan siendo una realidad en Tlaxcala. El uso indebido de recursos públicos y la asignación de contratos a empresas relacionadas con políticos en funciones son prácticas que, lejos de desaparecer, parecen haberse sofisticado bajo nuevas administraciones.
- Control de Medios y Opinión Pública: La nueva mafia del poder en Tlaxcala ha aprendido a usar los medios de comunicación para su beneficio, tanto tradicionales como digitales. A través de la compra de espacios publicitarios y el control de las narrativas, estos grupos buscan moldear la opinión pública y silenciar a voces críticas. En algunos casos, periodistas independientes han denunciado presiones y censura por parte de actores cercanos al poder.
- Impunidad y Protección Institucional: Uno de los elementos que caracteriza a esta nueva mafia del poder es su capacidad para operar con una relativa impunidad, protegidos por redes de complicidad que se extienden tanto a nivel local como nacional. A través del control de instituciones clave, como las fiscalías y tribunales locales, estos grupos logran evadir investigaciones o, en su caso, minimizar las consecuencias de sus acciones.
Impacto en el Desarrollo de Tlaxcala
El ascenso de esta nueva mafia del poder tiene consecuencias profundas para el desarrollo de Tlaxcala. Mientras que algunos proyectos de infraestructura y desarrollo social avanzan, la concentración del poder en manos de unos pocos actores dificulta la implementación de políticas públicas más equitativas y justas. Además, la falta de rendición de cuentas y transparencia obstaculiza la construcción de una gobernanza eficiente y participativa, lo que genera desconfianza en las instituciones.
El acceso desigual a recursos y oportunidades, producto de las redes clientelares, perpetúa la desigualdad social en muchas zonas del estado, especialmente en áreas rurales, donde la pobreza sigue siendo un reto significativo. A su vez, la corrupción endémica desalienta la inversión externa y la creación de empleos formales, lo que limita las perspectivas económicas a largo plazo.
¿Qué Sigue Para Tlaxcala?
El futuro de Tlaxcala depende, en gran medida, de la capacidad de la sociedad civil y de los actores políticos más progresistas para contrarrestar el poder de estos grupos. Movimientos ciudadanos que promuevan la transparencia, la rendición de cuentas y la participación activa de la población en la toma de decisiones pueden jugar un papel crucial en la reconfiguración del poder local.
Por otro lado, la vigilancia activa de los medios de comunicación y la presión social serán fundamentales para exponer los abusos y prácticas corruptas de esta nueva élite política. Solo a través de un compromiso activo por parte de los tlaxcaltecas será posible superar las dinámicas de control y poder que han caracterizado a la política local en las últimas décadas.
En conclusión, la nueva mafia del poder en Tlaxcala refleja tanto una continuidad de las viejas prácticas políticas como una adaptación a los nuevos tiempos. Sin embargo, su consolidación amenaza con perpetuar una cultura de impunidad y control que limita el desarrollo pleno del estado.