El Bestiario: Tlaxcala…Una muesca más a la reputación de una
Por Edgar García Gallegos
En marzo de 2023, con una presentación adornada de promesas y en compañía de figuras destacadas, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros y el empresario Alfredo Chedraui Obeso anunciaron el proyecto “Autotrén Tlaxcala”. Según se decía, este sistema de transporte público no solo era rápido, cómodo y sustentable, sino que pondría a Tlaxcala en la vanguardia mundial de movilidad, “la primera ciudad en México y en el mundo” en operar esta tecnología, afirmó Cuéllar. La capital tlaxcalteca, se nos dijo, rivalizaría con Londres, Emiratos Árabes, y Seúl.
El tiempo avanzó, y con él, la percepción pública negativa. Mientras las promesas oficiales se repetían, en las calles surgía una resistencia. Las protestas y amparos contra el proyecto comenzaron a hacerse notar; pese a ello, la morenista insistía en su visión, defendiéndose con firmeza frente a los cuestionamientos. “El Autotrén será una realidad”, aseguraba retadora. El espejismo, sin embargo, se desmoronó abruptamente.
El 12 de noviembre, el golpe llegó en un documento publicado en el Periódico Oficial del Estado: las dependencias responsables del Autotrén —la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT), la Secretaría de Infraestructura (SI) y varias más— habían dado marcha atrás al proyecto. Los estudios de viabilidad concluyeron que el transporte colectivo existente ya cubre la demanda y que el Autotrén no solo sería ineficaz, sino que crearía un exceso de oferta, perjudicando el equilibrio económico y la movilidad. La pregunta inevitable: ¿por qué, si las dependencias ya contaban con esta información, nadie se atrevió a cuestionar a la jefa?
El análisis reveló la gravedad del error: el proyecto habría costado 1,778 millones de pesos en cuatro años, con el 56% a cargo del gobierno estatal, una suma que reconocieron no pueden asumir. Además, el Autotrén estaba diseñado para un segmento de pasajeros insignificante en comparación con los 850 vehículos colectivos que cubren la misma ruta y transportan a casi 97,000 personas diariamente. Las tarifas más altas y el acceso complicado para personas de movilidad reducida tampoco ayudaban.
Aun así, la presentación inicial del proyecto fue una promesa, un sueño de modernidad, que ahora, a todas luces, estaba condenada desde el principio. Nos queda la amarga duda de si hubo mala planeación, desinterés por la viabilidad real o pura ambición. La respuesta, en cualquier caso, es menos importante que el impacto de esta promesa vacía.
El golpe a la reputación de la gobernadora es, en este caso, más que simbólico: su ambición por traer la “modernidad” a Tlaxcala ha dejado únicamente un rastro de frustración y desconfianza en el sistema que ella misma encabeza. Así que, una vez más, queda en el aire la pregunta que nadie ha respondido: ¿quién le dijo mentiras a la “jefa”?
¿La morenista estará dispuesta a seguir apostando su reputación en un equipo que le ha quedado a deber a Tlaxcala y a ella misma.
La columna completa, aquí:
El Bestiario: Tlaxcala…Una muesca más a la reputación de una gobernadora – La Bestia Política