El Bestiario: Tlaxcala: El fuego morenista que vino de adentro

🐘 El Arca Tlaxcala en llamas: el fuego que alcanzó al gobierno estatal
Opinión de JeSerch Mejía
El incendio que devoró el oriente de Tlaxcala no solo carbonizó hectáreas de bosque. También expuso, sin filtro ni propaganda que lo cubra, a un gobierno estatal que lleva meses caminando sobre brasas. Esta vez, el fuego no perdonó: se coló hasta los pasillos del poder, dejó al descubierto su torpeza operativa y su desconexión con el pueblo que dice representar.
En medio del caos ambiental, lo único que se incendió con más rapidez que los árboles fue la paciencia ciudadana. Mientras la gente luchaba con palas, cubetas y coraje, el gobierno de Lorena Cuéllar respondía con lo de siempre: tardanza, mensajes tibios, y una foto editada que nadie pidió. La tragedia tenía rostro, nombre y geografía, pero la respuesta oficial llegó tarde y con los ojos vendados.
¿De qué sirvieron las “Blindadas del Bienestar” si ni siquiera se usaron para llevar ayuda? ¿De qué sirve un gobierno que no aparece cuando más se le necesita? El operativo fue desordenado, la reacción institucional fue un desfile de improvisaciones, y cuando por fin la mandataria asomó la cara, lo hizo solo para la foto… esa que encendió aún más el ánimo de un pueblo que ya no tolera más indiferencia.
Y mientras la mandataria evaluaba los daños desde la comodidad de su gabinete, quien sí actuó fue alguien que ni cargo tiene: el cantante Carlos Rivera. Llegó, ayudó, organizó, visibilizó. No necesitó escoltas ni protocolo, solo voluntad. En el Tlaxcala de hoy, el liderazgo no lo ostenta quien gobierna, sino quien se atreve a estar donde duele.
Las redes sociales no perdonaron. Pero esta vez no se trató de troles ni perfiles inventados. Fue la ciudadanía la que tomó la palabra. Videos, fotos, testimonios… todo apuntaba a lo mismo: el abandono. Para rematar, el video oficial de la gobernadora llegó sin fuerza ni credibilidad. Nadie le creyó, nadie se conmovió. Las imágenes parecían sacadas de un set de grabación, no de un frente de batalla.
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