Por Isael Pérez Olivier.
Es tan solo una aproximación política, una simple apreciación de la realidad, una conjetura, una hipótesis o un juicio a priori, y nada más. Por favor, tómelo con reserva. Pero todo indica, que los últimos acontecimientos políticos trazan la ruta de escape de la oligarca tlaxcalteca, no de manera inmediata pero sí para luego de conocerse los resultados electorales de 2024. Así es, damas, caballeros y personas de los géneros no binarios, el próximo año las reglas del juego van a cambiar en la entidad y la llegada del morelense Luis Antonio Ramírez Hernández como secretario General de Gobierno, sella el contrato de la hipoteca gubernamental a favor del actual grupo en el poder, pues de ocurrir, como lo comentan los bien enterados, el también deudor alimentario, será el encargado de esconder la basura bajo la alfombra, apagar la luz y cerrar la puerta de la desastrosa administración Cuéllar; para luego marcharse con rumbo desconocido, sin mirar atrás y sin ningún remordimiento.
Dicen, que la última crisis de la administración Cuéllar, ya está a la vuelta de la esquina. El rumor del deterioro en la salud de la mandataria, cobra relevancia entre su círculo más cercano.
Cuando los conspiranoicos me contaron su versión, fue difícil aceptarla, pero cada argumento esgrimido por ellos, fue bastante convincente. “Lo has consignado en tu espacio de opinión: La salud de la mandataria viene a menos y es irreversible. Es cuestión de tiempo, pero ya se afinan los detalles del cómo y cuándo podría darse a conocer su salida”, me confirmaron las fuentes consultadas.
Ahora entiendes -me preguntaron-, Por qué sabiendo que el nombramiento de su ahijado como el segundo abordo en el gobierno le traería una andanada de críticas, aceptó el riesgo, con el propósito de ir apuntalando una tersa transición, que podría darse incluso, con un grupo antagónico al interior de Morena.
Riesgo cuyo cálculo, no resultó del todo acertado por parte de los estrategas que consideraron una tormenta de críticas en el ámbito local y no un tifón en el escenario nacional, como finalmente ocurrió y que dejó a la mandataria en total estado de indefensión ante la incapacidad de su nuevo staff de prensa comandado por Alfonso Brito Sánchez, en manos de su testaferro, Augusto Ramírez, quien literalmente se quedó cruzado de brazos.
De confirmarse la odisea de Cuéllar, es menester recordar, que por mandato constitucional, claro, sino le siguen metiendo la mano los 25 sabios de la legislatura local, el Secretario de Gobierno solo cubrirá las ausencias temporales de la Gobernadora y su investidura evitaría cualquier “vacío de poder”; y una vez anunciado su desahucio político, por registrarse la ausencia definitiva en los últimos 4 años del periodo, el Congreso convertido en Colegio Electoral, nombraría un “Gobernador sustituto”, que tendría el altísimo honor de terminar el sexenio para el que fue electa la mujer más votada de la historia.
Ahora bien, lo que no termina de cuajar, es el motivo. Dos versiones corren en paralelo. La primera, una supuesta invitación a formar parte del Gabinete del Gobierno de la República, o la verdadera razón, la atención prioritaria a los temas de salud. Pero, todo estará supeditado a los resultados de las elecciones del próximo año.
Ojalá y esta vez sean falsos los rumores, pero para mí que…
¡Se tenía que decir y se dijo!.
Las breves de la semana…
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Popeye El Marino y sus 50 elementos nomás no pueden con la encomienda de brindarnos seguridad. Las ejecuciones de personas, los robos y los asaltos, a la orden del día y Alberto Perea Marrufo no brinda los resultados esperados en la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Su período de prueba ya pasó y la cosa va de mal en peor…
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Hasta la próxima..