Historia de Adrián Trejo
No se puede escatimar el reconocimiento al cambio en la estrategia de seguridad aplicado en los primeros 90 días de la administración de Claudia Sheinbaum.
El cambio, apurado quizá por las amenazas de Donald Trump o por la propia convicción de la Presidenta, arroja resultados que desde ahora permiten contrastar su efectividad contra la política de López Obrador de “abrazos, no balazos’’.
Más del 80% de los golpes contra la delincuencia organizada han ocurrido en Culiacán y algunos municipios vecinos; otros se han dado en el Estado de México y algunos en la capital del país.
Han caído capos más allá de medio pelo, pero siguen sin caer las cabezas de los líderes de los cárteles.
Esas capturas, así como el decomiso de drogas y armas, permiten a la Presidenta y a su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, presumir un golpe de timón, que hasta el Gobierno de Estados Unidos ha reconocido.
Es apenas el comienzo; faltan muchos más capos por detener y muchas bandas por liquidar.
Falta que la estrategia también llegue a Veracruz, a Chiapas, a Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y Oaxaca entre otros, que quizá alcancen turno cuando la tarea de Harfuch termine en Culiacán.
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El asesinato del diputado federal Benito Aguas, en Zongolica, Veracruz, caló hondo en el ánimo de la dirigencia del Verde Ecologista.
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