Paso a paso se cumplen los augurios de lo que pasaría en el mes de septiembre con el plan C, una transición hacia otro régimen. Vamos en un camino inversamente proporcional a lo que se hizo en México entre 1977 y 2018, la etapa de la transición democrática. Aquella ruta se hizo para que el sistema político dejara atrás el régimen de partido hegemónico; se logró institucionalizar la pluralidad, la competencia y las alternancias en el poder. Hoy vamos al revés.
Para entender estos cambios se pueden analizar errores y deficiencias de la transición, destaquemos al menos dos: por una parte, la inercia de una clase política que administró la pobreza en lugar de combatirla, por lo que mantuvo estable un castigo salarial prolongado; por la otra, un ejercicio del poder que se encerró en una partidocracia para proteger los intereses de los partidos gobernantes (PRI, PAN y PRD, y sus satélites). Cuando Morena gana la Presidencia en el 2018 también pesaban como una piedra al cuello otros problemas que se acumularon, como la impunidad, la corrupción, la desigualdad y la violencia. Así, la esperanza del cambio tenía muchos incentivos para triunfar. Desde entonces, Morena se empezó a convertir en el nuevo partido dominante que dejó atrás a los gobiernos divididos (1997-2018). Sin duda, el liderazgo de AMLO y su narrativa populista hicieron el resto.
La estrategia de polarización, la relación del líder y su pueblo, fueron una constante. Las derrotas de la oposición la dejaron en un rincón, sin proyecto y sin autocrítica. AMLO los ubicó en el lado conservador de la historia y diariamente combatió a todos los que estaban fuera de su proyecto. Durante más de 1,420 mañaneras el líder de la 4T construyó una narrativa que hegemonizó el debate público. A eso se sumaron diversos intentos para cambiar las reglas del juego en materia de seguridad con la militarización de la Guardia Nacional; con los energéticos; con el sistema político y electoral en el plan A y B; iniciativas que se toparon con la oposición en el Congreso, la Constitución, la SCJN y el Poder Judicial.
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