Las blindadas, para el servicio secreto de Cuéllar…. Todo es
La 4T es el proyecto político más redituable de los últimos años, desde su participación en la elección presidencial de 2018, cambiaron la forma de hacer política y la mentalidad de muchos mexicanos. En un periodo de 6 años, lograron desmontar gran parte de las estructuras tradicionales de participación política y restablecieron la concentración del poder absoluto en el Presidente de la República y en su partido; como en las mejores épocas del priismo, son ellos quienes dan y reparten.
Pero a diferencia de los años dorados del PRI, cuando era necesario que el poder presidencial coexistiera con otros actores que le ayudaban a mantener el control, la 4T apuesta por la extinción de estos equilibrios. En su lista de adversarios a vencer, los motivos son lo menos importante, cualquier contrapeso a su poder es inadmisible y debe ser tratado como tal; los medios de comunicación, los partidos opositores, los órganos autónomos y el poder judicial, son los ejemplos más relevantes.
Los primeros en sentir el rigor de esta nueva forma de hacer política fueron los medios de comunicación, que como consecuencia de su denostación constante desde palacio nacional, han sufrido una merma significativa en su credibilidad. Paulatinamente, los medios tradicionales están siendo sustituidos por militantes activos del oficialismo que desempeñan sus actividades bajo el escudo de la independencia, es un nuevo esquema de propaganda gubernamental cuya efectividad es sorprendente.
La columna completa, aquí: